viernes, 4 de mayo de 2012

pasos largos

Juan Mingolla Gallardo nace en 1873 en Setenil (Málaga) de una modesta familia de labradores. Hace la campaña de Cuba, cumpliendo el servicio militar. Viene de allí muy enfermo. Se repone y se dedica a andar por los montes de Ronda como cazador furtivo, tomando el apodo de su padre, "Pasos Largos" , por la forma de caminar. Es alto y flaco. Roba en los cortijos, asalta en los caminos.
Un día le denuncia un cortijero a la Guardia Civil que le detienen y dan un tremenda paliza. Jura vengarse y lo hace. 
Busca al hijo del denunciante y lo mata de dos balazos en la cabeza rematándole con la hoz que lleva éste "para que no sufra" . Luego va a buscar al padre y con la misma hoz le mata con ensañamiento. Sorprende a dos Civiles, les quita las escopetas y les hace marcharse a Ronda. Por el camino envía a un niño con los fusiles quien se los devuelve de su parte "para que no los castigue su jefe" . Crece su fama.
Un día sorprende a un ricachón y lo lleva a la sierra con él. Le hace enviar por un rescate de 10.000 reales y mientras, se hacen amigos, fuman y comen juntos. El secuestrado le da su reloj y cadena de oro. Los G. Civiles rodean la sierra. Se refugia en una choza de cabreros. Se confía y la mujer le denuncia a los guardias. Rodean la choza, hiere a un guardia, y él escapa malherido, se lanza por un barranco y con dificultad consigue llegar a Ronda donde se refugia en la posada de Sibaja y pide al posadero que avise a la Guardia Civil que quiere entregarse.  
Vienen por él, le detienen y entre aclamaciones del pueblo le llevan a la enfermería de la cárcel y le juzgan. Salva la vida pero le ponen cadena perpetua y le envían al penal de Figueras, donde las malas condiciones agravan su tuberculosis. Por su buena conducta y por varios indultos, le ponen en libertad en 1932.
Se va a Ronda, y el mismo que había raptado hacía 20 años le da trabajo como guarda en su finca. A los pocos meses le pide permiso para marcharse. Echa de menos la vida en las serranías y su caza furtiva. Comete varios robos otra vez y se esconde en cuevas. Alguien descubre su escondrijo y le vuelven a denunciar a las autoridades. Le rodean los Guardias Civiles. Se organiza un tiroteo, y recibe dos balazos, uno en el vientre y otro en el pecho, ambos mortales.
Así, en la Cueva del Parmito, en la Sierra Blanquilla, siempre nevada, quedó tendido para siempre "Pasos Largos" el último bandido andaluz.

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